Atardecer en el mar / Las Rotes / Óleo sobre tela 81 x 60 cm /
Colección particular, pintor Alejandro Cabeza
EL NIÑO Y LA TORTUGA
EL NIÑO Y LA TORTUGA
La tortuga es tan vieja como el universo. Ha visto y oído todo. Sabe cuanto se puede saber. Por eso no tiene nunca prisa, no corre enloquecida de un lugar para otro. Ha comprobado ya que todo seguirá en el mismo lugar al día siguiente, y al otro y al otro. Sabe que lo que se marcha inesperadamente sin siquiera despedirse, no es lo suficientemente importante como para que merezca la pena perseguirlo. Tan lentamente se mueve que la Tierra la confunde con una piedra: entre sus escamas crece el musgo y los líquenes cuelgan de su cuello. Todo el tiempo es suyo. Tiene todo el tiempo para contar, para explicarle al niño su mundo, para narrar cómo éste fue creado. Cómo nacieron las nubes y los ríos, y por qué el sol cuelga del cielo sin caerse. Cuando el niño hace una pregunta, la vieja tortuga abre la boca y de ella salen mares y cielos y conchas y gaviotas voladoras. No hay una sola pregunta que quede sin respuesta. Y mientas el niño pregunta y la tortuga contesta, va surgiendo el mundo y se puebla la muda nada de pájaros, mariposas y cometas.
Salomé Guadalupe Ingelmo
Salomé Guadalupe Ingelmo