Mar agitado en un óleo sobre tela de 73 x 54 cm / Pintor Alejandro Cabeza 2001
Los temas marinos, entre el
comercio y la luz
Realmente
ni soy pescador, ni hago footing por la playa. Incluso los amaneceres que he
visto junto al mar están contados. Para mí los temas marinos sólo son una forma
más de analizar y profundizar en el paisaje; de introducirlo en mi trabajo
pictórico. Supone un argumento más dentro del vasto conjunto de mi obra. No hay
que buscarle otras consecuencias.
Sin embargo
sí es cierto que las marinas tenían su mensaje o lectura social en el pasado.
Entonces eran un reflejo de los pueblos costeros y pesqueros, de una forma de
vida fundamental en su época. Del mismo modo que determinados paisajes podían
serlo del ámbito rural. O como las imágenes urbanas del Paris cosmopolita podían
serlo de sus propias gentes. Estas temáticas se clasifican hoy como
costumbristas.
Durante
muchos años el pintor valenciano de la luz y el color fue voluntariamente
obviado en los ámbitos universitarios y, en general, por todas aquellas mentes
de pensamiento fácil. Se convirtió casi en un tabú. La figuración en la pintura
arrastra muchos complejos; es blanco de prejuicios establecidos por fenómenos
culturales atribuibles a la moda y a determinados críticos fascinados por los
métodos inquisitoriales y movidos por intereses que no siempre tiene que ver
estrictamente con el arte. Estos fenómenos explican el mutismo que se generó
alrededor de su obra. Hoy por hoy ese silencio se ha roto. Todo comenzó a
cambiar cuando cierto pintor de cinematográficos membrillos se puso
a dar conferencias, aquí y allá, hablando de la importancia del color y la luz
en la pintura (en su pintura) Haciendo incluso manifestaciones contrarias a las
que sostuviese tiempo atrás, pues él también se había contado entre los
detractores.
El comercio
está interesado en todo aquello que se crea con un cometido mercantil. Las
obras de evocación nostálgica, las de visión romántica o sencillamente las que
tienen un contenido actual, al suscitar el agrado de algunos espectadores, son
las primeras en asociarse a lo comercial. ¿Pero qué temática se libra entonces de
ese peligro? ¿Acaso las temáticas urbanas no son también presa de esa insidia?
Incluso los autores que no tienen temática pero sí un esquema fijo, ¿no son
pasto de esta misma rueda al repetir una estética artificial para su beneficio
personal? Todas estas circunstancias no hacen más que distorsionar la pintura y
la visión que tenemos de las temáticas abordadas en los diferentes periodos.
La temática
marina, por sus propias características, se ha convertido en blanco fácil para
el comercio del arte, que no se preocupa en absoluto de cómo esas marinas están
ejecutadas, dónde o por quién. La marina actualmente, vaciada totalmente del
contenido que pudiera darle la historia de su pasado, se ha convertido en otro
género más, como un tema de alta montaña, uno urbano o un cuadro de tema rural.